Hola, Manolo… ¿es que no hay nadie…?
¿Cómo andas de la resaca, tío…? ¿Cómo…? ¿Qué recién te has levantao…? Pero son más de las 2 de la tarde, joer…! A este paso, ¿cuándo vas a terminar de pagar las deudas del bar…?
Bueno, está bien, no es para menos…
Hombre, es que te has mandao una fiesta de p… madre…!
Pero qué bien has hecho las cosas, chaval…! Qué buen clima, cuánta buena comida (cuánto chupi), qué buena música, cuántos amigos, qué buena onda las anfitrionas…!
Y lo mejor: haberte conocido, a ti y a la Amparito (eso pa las malas lenguas que dicen que no existes… no les hagas caso, es por ningunearte, nomás).
Bueno… suena a vacío el bar… ¡es que no hay nadie, pues…! ¿Todavía se estarán recuperando…? Seguro que más de un gillipollas no se acuerda ná de ná…
Pero déjamelo a mí, chaval, que en cuanto termine de compaginar unas pelis que estuve haciendo por ahí y las suba al Iutub, nadie podrá decir “yo no fui…”
(Ahora… esto entre nos, y sólo porque somos amigos: vas a tener que echarle un ojo a la Amparo, hombre. Esta tía, esta tía… del mostrador y los vasos te pasa a las tablas y las plumas… en un plis plas, joer…!).
Bueno, gallego, me marcho… avísame para la próxima…!