Gracias otra vez por la compañía. Quiero compartir algo chiquito del día de hoy, para mostrarles que esta manera de acompañar es mucho más que agradables expresiones de deseos, y que tiene un poder real.
Hoy a mediodía la visita Mirta, su amiga y compañera de muchos años de docencia. Este fue el diálogo:
Mirta: Vivi, quiero que sepas que somos muchos los que estamos orando por vos...
Viviana: Lo sé, se nota...
Yo: ¿De qué forma se nota...?
Viviana: (apoyando su mano sobre su pecho) En la paz que siento aquí adentro...
Yo: ¿Sí...?
Viviana: Sí, lo siento como algo muy especial.
(http://i.imgur.com/EjvVv.jpg)
Y aquí les presento a nuestros hijos, la "patota terapéutica" responsable y motor de este emocionante intento.
Son ellos (de izquierda a derecha, y por orden de aparición): Roy, Ariel, Pamela y Vanesa (y sus seguidores: Mairena y Nicole de los muchachos, y Nina y Luka, y Agostina y Lautaro de las chicas).
Anoche a las 2:30, en la quietud de una habitación de la Clínica, cerré los ojos de mi esposa y compañera Viviana, soltándola y dejándola en las manos más diestras del Señor, a reposar su sueño hasta la mañana de la Resurrección.
Orgullosa madre de nuestros Roy, Ariel, Pamela y Vanesa, y diligente abuela de nuestros/sus Nicole, Nina, Agostina, Luka, Mairena y Lautaro, que hoy sienten su partida pero también llevan en su corazón una herencia de amor que nada puede apagar.
A nuestros amigos e incluso desconocidos que nos acompañaron en esta parte del viaje, gracias por estar. De corazón les digo que el esfuerzo no fue en vano, porque el milagro de acompañar una vida que se apaga encendiéndose, cerrando y aclarando, abriendo y sincerando, despidiendo y agendando un encuentro futuro... eso, no es menos milagro...
Gracias por estar. Estamos en paz.(http://i.imgur.com/g57mk.jpg)
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