a ver que sale
La televisión isleña
Allá por los años 60’s toda la isla estaba en pleno crecimiento económico, la madera blanda, las quintas de Celulosa Argentina y Papel Prensa se expandían por toda la isla y manejaban la economía de la región.
Papel prensa tenía sus propias plantaciones de madera de dónde sacaba la materia prima para su producción de papel, tenía el control vertical de su producción, luego de estos dos grandes emprendimientos, que por lo general tenían quintas de varios miles de hectáreas estaban los que significaban casi el 80% de la economía de los humedales, pequeños quinteros de entre 50 y 500 hectáreas aproximadamente, papa, quien en verdad era mi abuelo materno había arrendado en la década del 50’ y luego comprado una fracción de unas 300 hectáreas en sociedad con Arturo Corino, luego esto se subdividió y dio lugar a las 140 hectáreas de la actualidad.
En aquella época Teodoro Figueiras era un personaje muy respetado en la zona de las islas “de abajo”, por lo menos era lo que yo percibía desde los ojos de un niño de 8 años, el había sido alcalde y vivíamos en la casa del (Paraná) Bravo, Mama, Papa, Héctor, Mirelia y yo, el hijo de la hermana mayor de estos, Noemí, mi mama, quien había fallecido en el año 63 en Nueva Palmira a la edad de 25 años, yo entonces tenía 3 años. Ese es el motivo por el cual en otra parte de esta historia digo que no tengo recuerdos de ella. Para el común de la gente, conocidos, vecinos, amigos yo era el menor de los Figueiras, “Carlitos” siendo Ferreyra mi apellido verdadero, solo los conocidos sabían que yo era el nieto de la familia, no por querer ocultarlo sino porque las cosas estaban bien así y nadie pensaba lo contrario.
Fui muy feliz en mi infancia isleña, papá compro la primera tele allá por el año 69 creo, no recuerdo bien, una noblex 24’ a batería de 12 volts, se la compro a Aulicino en el (Paraná) Mini, qué emoción! En ese entonces no existía ni siquiera el VHS. Era la época de Malevo, de Narciso Ibáñez Menta y “El hombre que volvió de la Muerte”, Sábados circulares, Sábados de súper acción y Feliz Domingo con Orlando Marconi, aun no estaba Silvio Soldán, me acuerdo del escribano Prato Murphy, Eddie Pequenino y el Profesor Candeal (odiado como pocos), los tres chiflados, un clásico, Abbot y Costello y las películas de Trinitty y Bud Spencer.
La tele como hoy la compu para los chicos de hoy, formo una parte importante de nuestras vidas, muy importante, tanto que cuando no estaba encendida era como que algo faltaba, toda mi cultura popular fue absorbida de esa tele donde los viernes a la noche nos preparábamos para ver el partido adelantado de la fecha, los sábados para ver esas películas que hoy son muy bizarras y los domingos la maratón de feliz domingo, los dibujitos eran el Pájaro loco, el lagarto Juancho y la tortuga D’artagnan, por allí empezaban a aparecer unos cortos de Hijitus que eran fantásticos, todos soñábamos con transformarnos en súper hijitus, fu fu y chucu chucu chucu. Nunca entendí porque los grandes odiaban tanto los dibujitos animados, era como un fobia, no nos dejaban verlos.
Hoy añoro esa inocencia de los medios para comunicar, con nobleza diría, casi sin intereses, que seguro habría, aunque seguro que era mi percepción solamente…