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« en: Octubre 08, 2014, 09:01:04 pm »
Pacurro...
En el ánimo de hacer confesiones y como no nos vemos las caras, voy a sincerarme a pesar que no estuve con Don Malbec... Este finde en la isla promete visitarme, así que quizás pueda acompañar otra página. Quizás, digo.
Estoy en la isla desde el 2011 (fines de semana que incluye la noche del viernes y salida el lunes por la mañana), y les digo que "padezco" irremediablemente del "mal del sauce". Es ya crónico y a pesar de haber sido bien diagnosticado, confieso que no quiero curarme, y estoy esperando que llegue el momento de vivir en la isla.
Les acompaño un relato de lo que sentía en el año 2012, y creo que hoy estoy más grave aún...
¡Vivo el Carapachay…!
En él me baño en días cálidos y me da siempre la frescura y el alivio placentero…
En él me caí rotundamente, por mi torpeza de atropellado, provocando las risas de mi familia al verse salir con mis ropas de calle mojadas, mis documentos y teléfono empapados…
En él navegue disfrutando el paisaje… y junto a él, paso mañanas, tardes y noches acompañándolo como al amigo fiel….
A veces él también me acompaña hasta la propia puerta de mi casa, y es cuando sospecho que el viento sur lo asusta y busca refugio junto a mi persona…
Carapachay, el que acerca a mis amigos y ayuda a que los días feriados se pueblen sus aguas de hombres y mujeres que aman el Delta…
Es difícil que en estas islas haya gente que no sienta un cariño especial por estos lugares… El que no le gustó, ya se fue, y el que no aguantó esta peculiar forma de vida… también buscó otros horizontes… Los que amamos el Delta, tenemos "el mal del sauce"!
El río me provee el agua para beber, transmitiéndome con ella toda su energía, su tranquilidad, su paciencia para aceptar el infaltable movimiento pendular de sus aguas, sus crecidas y repuntes que riegan y consolidan nuestras islas…
Cuatro veces por día ellas van y vienen, y todo sigue igual, no advirtiéndose su trabajo de constructor cotidiano, transportando tierra en sus aguas, que finalmente su primo mayor, el Luján lleva hasta su desembocadura en el Río de la Plata, creando nuevas islas, formando tierras para el disfrute de la gente…
Nada es estático en el Delta… La vida permanentemente es creada por mecanismos maravillosos de la Naturaleza, produciéndose la renovación de la vida a través de los cuatro elementos … agua, tierra, aire y fuego…, dando muestras de su energía creadora,,,
En quien un mapa se dibuja atento,
Pues el cuerpo es la tierra,
El fuego, el alma que en el pecho encierra,
La espuma el mar, y el aire es el suspiro,
En cuya confusión un caos admiro;
Pues en el alma, espuma, cuerpo, aliento,
Monstruo es de fuego, tierra, mar y viento
La vida es un sueño. Jornada I, escena II, Calderón de la Barca
Río Carapachay, he llegado quizá tardíamente a tu lado, pero has logrado en mí otro amigo leal, como todos los que acompañamos a ese pedacito de agua que compartimos en el Delta, y que nos da la alegría de vivir…
¿Vida sin compromisos? No, querido río... espero vivir compartiendo tus dones, pero con el compromiso inexcusable de defender tus aguas…. Porque me sobrevivirás y serás el río que deje como herencia a mis hijos y nietos…
Es responsabilidad de nosotros como sociedad la custodia del ambiente, evitando su degradación, su destrucción, haciendo carne nuevos hábitos saludables, nuevas conductas sociales que permitan el crecimiento sin el menoscabo de los valores de la naturaleza…
Río Carapachay… ¡Que feliz me siento a tus lado!!!…
Guillermo (a) Carapa (10/10/12)