Autor Tema: CONTATE UNA HISTORIA  (Leído 89966 veces)

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Desconectado charlief2001

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #180 en: Septiembre 13, 2012, 08:24:02 pm »
amigos hacia rato que no escribia, espero les guste y me envien sus comentarios.

Futbol y Amor

El futbol allá, en la isla era una mezcla de pasión, deporte y culto, casi como que todo se movía a su alrededor, la escuela del Bravo era un punto de encuentro de las familias relacionadas, organizaban bailes para recaudar fondos para la cooperadora y esto casi siempre venia asociado con un campeonato relámpago de futbol.
El campeonato se realizaba en la cancha de la celulosa, donde ese sábado a la tarde se juntaba todo el grupo de gente relacionada con quienes jugábamos o no, para mí era casi un culto, eso me llevo a tener ciertos desencuentro con “ella”.
Jugar para “los Pio” era algo así como venderte para los del Bravo, ya que Juventud Unida, equipo varias veces campeón de la liga Isleña de futbol, era del Sauce y esto era una traición aunque era también un orgullo si te llamaban para jugar con ellos.
Me ficharon a mí del Bravo, decían que era bueno. Llega el primer partido y me vienen a buscar a casa con la chata,  yo estaba siempre con ese dolor de amor que no sabía cómo canalizarlo, solo quería ir a la celulosa ese sábado, solo me interesaba estar con ella, cuando nos detenemos a pensar comenzamos a tener problemas, supuse que como siempre no me iba a dar bolilla, que me iba a evitar, hasta como algunas veces casi burlonamente por la inocencia de mis sentimientos, creo que ese fue el principio del fin, el no estar viendo como me evitaba aplacaba el dolor, entonces busque alejarme, fue muy duro, triste, cuando llego la Chata, José me vino a buscar a mi casilla, la que estaba atrás de la casa de la familia, allí yo vivía solo, a ella le gustaba ese lugar.
-¡Carlitos, Te vienen a buscar los Pio para jugar! Me dijo casi con orgullo.
Agarre el bolso que tenía preparado, botines Adidas con tapones intercambiables, llevaba toalla, peine, pantalón corto, medias, vendas, aunque te daban toda la ropa, el viaje y la comida, en ese sentido estaba muy bueno, me hacía sentir importante, como cuando me dijeron que me fuera a jugar a Nueva Palmira, que de ahí a Defensores de Montevideo para mi iba a ser un paso, pero…
¿Cómo me iba a ir?
¿Cómo me iba a alejar de lo que más amaba?
Nos cambiábamos, primer partido en Paranacito y me dieron la 10, atajaba Tatin, atrás Enrique, y no me acuerdo de algunos, los mellizos, Mirko de 9, era mi debut.
-¿Sabes qué?
Dijeron que jugué bien, según uno de los que manejaba el equipo, creo era uno de los Tejera, había sido el mejor, pero perdimos, uno a cero.
Después de ese partido, fui a dos o tres mas y deje de ir, no podía, estaba ausente, el partido pasaba y era como una película de la cual yo no participaba, jugaba sin fuerzas, muchas veces me paso, aun jugando para otros equipos, la situación emocional es todo, si la cabeza y la emoción no están alineadas no se puede, dejamos de ser protagonistas de nuestra vida para ser solo actores de reparto, parece que en nuestra propia película, la película de nuestra vida tenemos un papel secundario.
Y me fui, no pude soportarlo más, un domingo por la tarde, yo había ido con el pontón, dije que me iba, , yo lo había dicho como último recurso, para que me dijera -¡No te vayas! No fue así,  se rio, no me creyó.
Salí, me fui al pontón escuche esa frase casi burlona, dije- ¡No lo hagas mas difícil! Arranque despacito como cuando salía por las noches, con el milrod regulando, salude a los Gamarra con la mano, ellos tampoco creo que sabían que me iba, pase por lo de Alaguibe, después salí del canal la Bravo, aguas abajo, como pocas veces que volvía  a mi casa, solo, aun era de día, se sentía extraño, con lagrimas, triste, así me fui de la isla, escapando de mis sentimientos.
Volví tantas veces como pude en los siguientes dos años, para enterarme que estaba de novia.
De a poquito la fui olvidando, o mejor dicho, la fui escondiendo en un rinconcito para seguir viviendo, es muy difícil olvidar el primer gran amor, este lo fue, sin decírnoslo, nosotros sabíamos que lo era, nunca fue declarado, estaba implícito en cada mirada…
Gracias.
viajero del alma

Desconectado Pablín

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #181 en: Septiembre 14, 2012, 11:15:08 am »
Que historia te contaste, Charlief! :) :)
"Viajar es llevar consigo la causa que nos empuja a marcharnos, de manera que irse no es alejarse sino prolongarse." Sócrates.

Desconectado charlief2001

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #182 en: Septiembre 14, 2012, 12:48:32 pm »
Gracias Pablin, uste' es un amigo  :P son lindos y tiernos recuerdos de mi infancia, adolescencia y juventud en parte en la isla.
viajero del alma

Desconectado charlief2001

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #183 en: Octubre 30, 2012, 08:46:52 am »
Con la lluvia de ayer estuve garabateando

El Paraná Bravo
Ancho, caudaloso, profundo, visto miles de veces, navegado buscando la corriente, los remolinos, las olas que salpican y las que llenan la canoa de agua, las que al cruzar asustan y después la calma cercana a la orilla para secar la cara de la tristeza melancólica, esa tristeza dulce que me hace sentir comúnmente desdichado pero importante por lo parecida que esa esta sensación a la de los protagonistas de la novela, entonces sentimos que estamos escribiendo el  libro de muestra vida.
Ese rio que noche tras noche fue testigo de mis desencantos, de ese amor histérico de la adolescencia, que duele y acaricia el alma al mismo tiempo, casi siempre con sensaciones ambiguas, pocas veces en plenitud.
¿Qué hace que seamos victimas de nuestros pensamientos?
Deberíamos ser los afortunados que disfrutamos de ellos, sin embargo el rio es el recipiente de las lagrimas que caen y se transforman en rio, pero el mismo rio también se transforma en lagrimas y somos uno con el rio, somos uno con esa inmensidad que es un vaivén de agua en movimiento, esa inmensidad que adormece los sentidos.
En el rio, allá en el “Bravo”, allá en la isla somos parte del paisaje, el isleño es silencioso, es sereno, escucha, ve todo pero no habla, solo calla y observa, como el paisaje, como dándole marco a los acontecimientos, testigo de la historia, testigo mudo, a diferencia de los otros paisajes conocidos como la montaña, las sierras y el mar donde los habitantes son solo testigos de una inmensidad, no somos parte, solo observadores de la magnífica obra del Creador.
Pero el Bravo es una emoción, es una alfombra  de agua color barro que a los ojos se desliza rápido como escurriéndose, como queriendo escapar a las emociones de quienes lo observamos, como queriendo limpiar la mente de los “isleros” que solo observan, que solo miran y callan historias, que solo miran y callan sucesos, que luego con el tiempo se transforman en acontecimientos históricos, sucesos atravesados por el miedo silencioso de los habitantes de “La Isla”.
Estos sucesos que hoy después de mucha agua escurriéndose por el Bravo, mucho agua sin poder limpiar los recuerdos, agua que corre sin haber borrado nada de la historia, solo borró los detalles que no parecen importantes, solo borró cosas superfluas, pero aquello que se grabó a través de los sentidos, jamás se olvida, solo se necesita que aparezca algo que active alguno de esos sentidos para que se despierten las emociones y todo vuelva a ser como entonces.
Charlie Ferreyra (sobre la repercusion en el isleño de los vuelos de la M....)
viajero del alma

Desconectado Velerodemadera

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #184 en: Octubre 30, 2012, 03:44:03 pm »
Esta es una breve historia de navegación que viví este año, en junio, mientras llevaba un velero de 20 pies desde Buenos Aires hasta Rosario, en solitario.

Debido a una serie de inconvenientes e imprevistos llevaba ya tres días a bordo del velero, y apenas estaba zarpando de Zárate, puerto al que había arribado el domingo por la tarde. Eran los primeros días de frío intenso del mes de junio.
Pensaba zarpar de Zárate y llegar el mismo día a San Pedro, pero el frío me hizo cambiar de planes mientras remontaba el caudaloso Paraná rumbo hacia Baradero.
Viendo cómo se aproximaba un enorme frente de nubes negras decidí que sería lo mejor, y unas siete horas después de zarpar de Zárate, cortando camino por el río Baradero, arribaba a la ciudad del mismo nombre, la más antigua de la provincia de Buenos Aires.
Una vez amarrado en el pequeño club de náutica y pesca de Baradero, fui a presentarme a la secretaría para solicitar una amarra de cortesía.
Tenía las manos rígidas por las horas de navegación bajo ese frío terrible.
Volví al barco, acomodé las cosas, lo cerré y salí a comprar combustible para continuar el viaje al día siguiente.
Amablemente la gente del club llamó a un remis para que pudiera llevarme a una estación de servicio, luego de lo cual fui a aprovisionarme de víveres para regresar al club.
Horas más tarde, después de la caída del sol, salí nuevamente pero caminando hasta el centro de la ciudad, para cenar bien y disponerme a descansar y dormir.
En una pizzería del centro, donde cené, el cocinero al asomarse (yo era el único cliente en ese momento) me reconoció:

- Vos venías hoy en un velero y estás en "la pluma" (le dicen la pluma al club porque principalmente son lanchas las que zarpan desde allí, que levantan y bajan con una pluma).

Le dije que sí y comenzamos a hablar.
Me dijo que cuando yo estaba llegando al club, él y su familia estaban paseando en su lancha y se sorprendieron al ver un velero impulsado por un motor fuera de borda de apenas 5 caballos.
Después de cenar y finalizando la charla, José, el cocinero y dueño de la pizzería, me ofreció llevarme en auto hasta el club.
Le dije que prefería caminar para calentar el cuerpo, ya que apenas eran unas doce cuadras.
Me dijo que le pidiera cualquier cosa que necesitara, y nos despedimos.
Llegué al barco, y me dispuse a dormir.
Al día siguiente debía navegar unas seis horas para llegar a San Pedro, y quería hacerlo lo más temprano posible, al amanecer.
Al despertarme fui al baño del club y a buscar agua caliente, ya que entre las cosas que no tenía el barco hasta ese momento, una era la garrafa para calentar agua o cocinar.
Cuando salí del barco había una espesa niebla que apenas dejaba ver unos metros.
Volví al barco con los termos de agua caliente y me dispuse a esperar que la niebla se disipara.
Media hora después la visibilidad había mejorado mucho, y zarpé.
Al retirar la carpa del barco noté la escarcha que se había acumulado en la noche. Sabía que me esperaban horas de mucho frío pero no tenía más opciones que zarpar y arribar a San Pedro cuanto antes.
Ya en el río Baradero, el día parecía mejorar, el sol subiendo lentamente alcanzaba a calentar mis manos, y habiendo poco viento tenía la esperanza de que la travesía del día fuera más benévola.
Una hora después de zarpar, y a unos doce kilómetros de la ciudad, lejos de todo, donde sólo se ven las islas despobladas y donde sólo se escucha el sonido de los pájaros, vi que desde el horizonte, a mi babor y a proa, se formaba nuevamente un banco de niebla.
Pensé que pasaría rápidamente y continué navegando, reduciendo un poco la marcha para evitar una varadura.
A los pocos minutos la niebla me envolvía y lo único que podía ver era hasta un poco antes de la proa del barco, no más que eso.
Pensé en fondear pero para eso debía dejar el timón unos segundos y temía lo peor: vararme.
Rápidamente abrí el tambucho de popa para sacar el fondeo, y en ese mismo instante escuché el clásico sonido de la varadura. Un sonido seco seguido de la desaceleración del barco, algo que todos los navegantes tratamos de evitar por todos los medios. Pensaba que si me quedaba allí, en caso de que la niebla durara horas, sería muy duro ya que el agua caliente se había terminado y con ese frío se iba a hacer difícil, sumado a que quizás alguna lancha de pescadores podía estar navegando y no me vería.
Sin dudar, puse el motor en reversa para salir de la varadura, aunque sin saber hacia dónde virar, ya que no se veía nada en absoluto.
Salí de la varadura y no me quedaba más remedio que seguir navegando, ahora a una velocidad mínima y siguiendo la intuición para acertar el canal del río Baradero, que en este tramo es muy angosto.
Así, a ciegas, seguí navegando hasta que la niebla comenzó a disiparse lentamente, permitiéndome ver un poco más allá de la proa, y poco después ya estaba claro.

Una vez que se fue la niebla pude seguir aguas arriba hasta que horas después estaba arribando a San Pedro, donde pude quitarme el frío acumulado con un buen baño caliente.
Pero en San Pedro me esperaban dos días de un fuerte viento que me obligó a quedarme, mientras esperaba que llegara para acompañarme en el tramo siguiente el dueño del barco, que vendría desde Santa Fe para embarcarse hasta Ramallo.
Cuando llegó el dueño, trajo una garrafa y el viaje pudo seguir con un poco más de comodidad, y la posibilidad de calentar el barco antes de dormir.
Después de San Pedro, la siguiente escala fue Ramallo, luego Villa Constitución, y finalmente arribé a Rosario la noche del sábado, ocho días después de haber zarpado de Buenos Aires.


Así comenzaba el banco de niebla. Momentos después no se veía nada.

« Última modificación: Octubre 30, 2012, 03:51:54 pm por Velerodemadera »
Cuando me preguntan qué libro me gustaría tener si naufrago en una isla desierta, respondo: "Cómo construir un barco".

Desconectado patricia

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #185 en: Octubre 30, 2012, 08:54:19 pm »
Esto no es para mi...
Solito con ese frior...que bueno que todo termio bien.
Uno vuelve siempre a los mismos lugares donde amo la vida...

album de imagenes del delta
http://picasaweb.google.com/patyar59/ImagenesDelDelta

Desconectado Adriana

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #186 en: Noviembre 02, 2012, 07:38:59 am »
Ah no no no no!!!!!!!!!!! Yo ni loca! ;)

Desconectado Velerodemadera

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #187 en: Noviembre 02, 2012, 09:06:08 pm »
jaja Patricia y Adriana, me han hecho reír. Lo que pasa es que se trataba de un trabajo: llevar ese barco que había sido comprado en Buenos Aires hasta Rosario, y debía seguir sin muchas contemplaciones. No esperaba el frío intenso que llegó a principios de junio, y fueron los días más fríos del año. Zarpaba con 5 grados bajo cero...
Cuando me preguntan qué libro me gustaría tener si naufrago en una isla desierta, respondo: "Cómo construir un barco".

Desconectado charlief2001

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #188 en: Noviembre 03, 2012, 09:06:48 am »
poca declinacion magnetica pa´tanto frio ;D
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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #189 en: Noviembre 15, 2012, 08:39:10 am »
Este es el cuento que gano el concurso literario. "anecdotas y vivencias de la isla"

no encuentro el original... pero vale

Soledad
“La soledad me enseño a conocerme”
Me enseño a crear mi mundo interior, ese que dice que hacer, ese que no escuchamos cuando nos alerta, cuando nos protege.
Mis sentimientos y recuerdos son alegres y tristes al mismo tiempo. La vuelta del colegio en la lancha escolar que manejaba mi tío Héctor, bajaba y caminaba hasta la casa, son como cincuenta metros, lobo me hacia fiestas, saltaba y me ensuciaba con sus patas, la tristeza del café caliente en soledad a mis 12 años, el pan con manteca, porque el dulce de leche no me gustaba, aun no me gusta, encender la tele como compañía, el silencio en la isla es un sinnúmero de ruidos, gritos de pájaros, golpeteos, crepitar de hojas, el sonido del viento en las casuarinas,  esperando su vuelta del recorrido para cenar juntos.
Tristeza que me hacía sentir esa sensación de poseer un sentimiento propio,
Único, era mío, era raro.  ¡Feliz por estar triste!
Mi querida isla, esa de la soledad buscada y la belleza de no hablar con quien no quiero, esa de sentir la humedad en los zapatos y caminar sin tiempo, la de tener el barro en el olfato e ir sin rumbo cierto, las gallinas vecinas son como jefes dominantes pastando las siestas en el silencio de los ruidos asonantes.
El río es como una serpiente que se te sube por las piernas, se te mete en el corazón para nunca más dejarlo. Hoy lo llaman “El Mal del sauce” y es tan real como el sol, como la vida misma, solo que es una sensación, un sentimiento arraigado, melancólico, casi triste, el tiempo se vuelve lento, suave, casi como los árboles cuando se mueven con el viento, pareciera que todo está en sincronía, como una danza, armónico y sereno, sin ese ruido histérico de la mente estresada de las grandes ciudades que no nos permite oír nuestros llamados internos.
Quiero sentir el ruido dorado de los álamos en otoño, la costa con su sonido color barro de mojarras a la siesta y chapalear las crecidas con las canastas al hombro, extraño el olor a agua crecida, el olor a sudestada, el olor a paz, el ruido del silencio y la luminosa oscuridad de la isla.
EL sentirme solo ayudaba a tener la sensación de ser el protagonista de la novela, la novela de la isla, esa en la que se sufre la soledad y después aparece el amor para nunca más dejarlo, con violines de fondo, lagrimas en los rostros brillantes al atardecer, todos los encuentros románticos son al atardecer. Mágicos.
Pero no es así, hay dolor de sentirse solo, nadie escucha, solo el lobo que anda por ahí ladrando, y nada más, me hago una café con leche, es tarde, estoy solo, como una rebanada de pan con manteca, está un poco dura pero no hay alternativas,  leo, escucho los ruidos prestando atención a todos los detalles, voy a muelle porque escucho que viene un buque, además porque la vibración se siente en el piso, voy a verlo, todo iluminado, su estropada cubriéndole la roda y ese aire invencible producido por la majestuosidad del tamaño en el paisaje chato del gran río de llanura, me quedo mirando un rato, ya pasó, ya se fue dejando una marejada de fondo en el rio y un movimiento de canoas en la orilla que dura un rato largo, y otra vez la soledad, otra vez los pensamientos, otra vez la melancolía.
Enciendo la tele, me desplomo en el sillón, está oscureciendo, a cerrar las puertas, poner espirales, echar flit para los mosquitos y a dejar pasar el tiempo…solo con mis pensamientos, queriendo salir de ellos pero no del lugar, una sensación ambigua de querer escapar de allí y querer quedarme, llorando y amando la soledad de la isla.
viajero del alma

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #190 en: Noviembre 15, 2012, 07:34:45 pm »
Gracais Charlieff. Digo muchas gracias.-

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Re:CONTATE UNA HISTORIA
« Respuesta #191 en: Diciembre 01, 2012, 09:34:39 am »
Como veo que el foro esta silencioso y hubo viento de noche... aforaron algunos recuerdos... con cariño deltofilos amigos.
Sudestada
Hay viento, ese viento que se oye lindo al pensamiento, una melodía intrascendente y profunda, contrasentido biológico para una creciente inminente.
Los pensamientos flotan, igual que los tambores casi vacios de combustible que golpean los postes de la casa y asustan a las gallinas que cacarean nerviosas, el muelle se hunde en el agua con la marejada de fondo y el viento arrachado que viene del lado del desaguadero, no puedo mejor que acurrucarme y sentir ese ruido del aire pasando por el mosquitero, un zumbido sordo y adormecido, me tapo con la sabana, la casilla tiembla a cada racha de ventarrón, los sauces se arriman al techo de cartón, lo tocan, lo acarician, le susurran sus canciones  como al oído, yo en silencio, escucho todos esos ruidos de tristeza y soledad, de silencio sin futuro, del  encierro sereno del cuarto, mil veces soñé un encuentro en la noche de ese cuarto, tu casita me gustaba escuche, pero mi casita ya no está, la busque, pero no está,  los recuerdos vuelven con el viento, otra vez la racha de viento que nubla la vista y vuelta a bucear en la mente buscando algo que desate el nudo de los pensamientos.
El viento no amaina, el agua sigue subiendo, lo que era una bendición comienza a transformarse lentamente en una tortura, la causa de migraciones lentas y dolorosas.
-¿Porque no nos vamos? Pregunta recurrente de un chico que aun no creo su pertenencia con el lugar de barro.
Alguna vez escuche que un barco está seguro en el puerto, pero no es para eso para lo que fue creado. Quizás somos como esos barcos, no fuimos creados para la comodidad tibia de lugares sin crecimiento interior, sin templanza.
Pasa la noche, el sol es un murmullo tímido que asoma entre las nubes y el suave bamboleo de los sauces después de la crecida del rio, la quietud avanza nuevamente para tomar su lugar, sin apuro, el agua pareciera que comienza  a densificarse con tal de aquietar el torbellino de gotas salpicando todo a su paso.
Me siento fuera de lugar, fuera del tiempo, me cuesta encontrarme en sincronía con ese cadencioso movimiento de sonidos serenos y estridentes, la mente no está en calma, el corazón tampoco, entonces el rio llama, susurra llamados sin hablar, como las sirenas encantando a los navegantes, en la isla también hay sirenas que hipnotizan con su canto a las mentes desesperadas, mentes sin rumbo y con corazones derrotados, silenciosas victimas del misterioso encanto que produce la distancia, creyendo en la cura milagrosa, sin querer ser curados nos alejamos por el rio, solo para no sentir la tortura de la soledad, el olor de la sudestada queda grabado en la mente y siempre vuelve, solo necesitamos que el viento se encargue, que el frio olor del agua crecida, se pegue en la piel cálida para volver a caer en su embrujo.
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