E n una casa que teníamos alquilada sobre el Antequera habían hecho nido en el espacio entre las paredes de madera,era imposible vivir con el kilombo que hacían las putas abejitas,primero una noche arranqué el panal y lo llevé bien adentro del monte y lo dejé en una horquilla de un árbol,ni una salió afuera y despues hice agujeros en los paneles de las paredes y con un ahumador que me prestaron y unas mangueritas llené de humo las paredes,por un agujerito de mierda que había en el entretecho comenzaron a salir las abejas,y no volvieron mas,las veías en las flores pero no jorobaban para nada