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« en: Enero 27, 2010, 01:06:20 am »
Muy buenos los orígenes de los nombres!!
Nosotros estamos sobre el Dientudo. Imagino que no hay historia alguna asociada a su nombre. Sin embargo me voy a permitir una licencia poética a fin de lograrle una ubicación en el mapa.
Dientudo:
Luego de la fundación del Puerto de Santa María del Buen Ayre, Don Pedro de Mendoza envió al capitán Pedro de Lujan a reunirse con el jefe de la tribu de los Querandíes en un arroyo del Tigre para tomar el tereré de la paz y así reorganizar la propiedad de las tierras en forma pacífica. Cuenta la historia que luego de la entrega de los espejitos de rigor y al momento en que el capitán probaba por primera vez el tereré amargo, el jefe de los Querandíes le regaló una sonrisa ya que las tortafritas aún no estaban listas. Nunca antes el capitan Pedro de Lujan había probado tal amarga bebida, ni había visto en su vida una dentadura con semejantes dientes, colmillos y premolares como la que de repente se le apareció ante sus ojos, con lo cual la cara se le contrajo mientras sus ojos se abrieron de par en par en una mueca tan retorcida y absurda que provocó la ira del jefe, recibiendo el capitán tales mordidas que le provocaron la muerte a unos pocos cientos de metros de distancia.
El soldado que quedó sobre la lancha remó bravamente con una potencia de 2 bf (2 brazos de fuerza era lo mínimo que se requería en aquel entonces para mover una embarcación, y hoy día pasó a ser un deporte conocido como canotaje en su versión de 4 o mas bf) un trayecto algo inferior a la maratón terrestre pero no por ello sin mérito, e informó a Don Pedro sobre la irreparable pérdida y la inverosímil dentadura del jefe, obteniendo desde ese momento tal arroyo su ilustre nombre.
Otra leyenda cuenta que mucho mas cerca de nuestros tiempos había un malevo conocido como El Dientudo que vivía en el mismo arroyo (aunque aún éste no tenía nombre), y que era famoso por abrir con los dientes las botellas de sidra Real que se robaba de una fábrica cercana. Esta fábrica años después se mudó a otra localidad con la esperanza de alejarse del Dientudo, echando por la borda la versión de que el motivo principal fueron las inundaciones, hecho que sustrajeron los detractores de la Biblia para eliminar homólogamente la idea de que el arca de Noé nunca existió, ya que no hubo inundación alguna en la historia de la humanidad. Estos detractores han llegado a la imaginaria idea de que las crecidas en el Tigre son producto de una viveza de los peces meando todos al mismo tiempo con el fin de alejar a los humanos de su habitat natural, aunque algunas supuestas investigaciones al respecto no han arrojado supuestos resultados contundentes.
Años despues al malevo Dientudo se le dejó de ver por la zona. Sin embargo y como no hay registros penales de los habitantes de las islas de aquellos tiempos porque no pagaban impuestos, prefiero quedarme con la primer leyenda que, aunque improbable, es más creíble.